viernes, 6 de agosto de 2010

Francia sufre "la racaille"

Uno de los problemas sociales más cotidianos de casi todos los franceses que viven en grandes, medianas o pequeñas ciudades es "la racaille". "Racaille", traducido al castellano como "chusma", es un término peyorativo que designa una aborrecedora lacra en el país galo. La palabra en sí hace alusión a una serie de individuos que se dedican a la pequeña-mediana delicuencia, y que no adhiere a las normas sociales del país en cuestión. Más profundamente, se trata de individuos no integrados a la misma sociedad que no comparten ni valores, ni modales, ni, en ciertos casos, la percepción social del mundo.

Dejando atrás el vocabulario técnico y aferrándonos a uno más familiar, "la racaille" ("une racaille" en singular), es un conjunto de "barriobajeros" pertenecientes a la clase más baja y despreciable de la sociedad (hablando socialmente, que no económicamente). "La racaille" son grupos de jóvenes franceses o extranjeros (particularmente magrebíes, y de otros orígenes africanos, portugueses e hispanos). Estos grupos suelen dar vueltas a sus respectivos barrios sin objetivo alguno y se agrupan en torno a un banco, pero si "la racaille" resulta tan molesta es por su agresividad, su resentimiento, y su rencor. Cometen actos de vandalismo por las noches y agreden verbalmente y/o físicamente a cualquier persona que cruce su paso. Cuando, en ocasiones, se reúnen más de cien "racailles" para manifestarse contra un hecho que les afecta, puede ser brutal. Arrojan cócteles Molotov a la vía pública, artefactos pirotécnicos y armas ilegales a los balcones, arrojan artefactos contra la policía (en algunos casos, llegando a matar), queman los coches en los parkings y agreden físicamente a cualquiera que se disponga o no a reprimirlos. Los vecinos de muchos barrios de la banlieue temen ser los próximos en ser afectados por esta "gentuza".


El 30 de julio de 2010, el presidente de la república Nicolas Sarkozy acudió a Grenoble (ciudad que ha sufrido una ola de incidentes de gran calibre) para dar un discurso a la nación sobre la seguridad y la inmigración. También anunció las medidas que pretende tomar como respuesta a dicha ola de incidentes, entre los cuales destaca retirar la nacionalidad francesa a los "racaille" o cualquier delincuente que atente contra las fuerzas de seguridad del Estado. Sabiendo que "la racaille" se compone de jóvenes sin estudios pero muchas veces inscritos en centros de enseñanza a los que no acuden, y por lo tanto, beneficiadas sus familias de los numerosos subsidios del Estado francés, me resulta más que normal pensar que esta medida es adecuada...

No sólo son una traba en la economía francesa, sino que son un peligro para la sociedad. La culpa reside tanto en la negligencia parental y en la actitud de las personas cercanas a estos jóvenes, como en la discriminación implícita del gobierno francés. Ahora bien, una agresión sigue siendo una agresión, y los tantos policías muertos a causa de "la racaille" no pueden ser justificados por la discriminación en el acceso al trabajo y en la mirada del gobierno francés. Es más que justa dicha retirada de la nacionalidad, y creo que todo francés (aún siendo magrebí o de origen extranjero) debería apoyarla. Quien atenta contra la vida y contra el bienestar de un país y de su gente, obviamente, merece ser expulsado y reprimido con una condena. En un país como Francia, tan afectado por la inmigración, es necesaria una mano de hierro para ciertos asuntos (cosa que no se hace nunca en España), y éste es uno de ellos. ¿Cómo seguir ofreciendo cuantiosos subsidios a una familia negligente de un joven que atenta contra la vida y el bienestar de ciudadanos inocentes, y dejarle seguir perteciendo al país? La única respuesta es: ¡fuera!

Lo más incomprensible es que el Partido Socialista francés (PS) se ha posicionado en contra de este futuro proyecto de ley de Sarkozy con "esto atenta contra los fundamentos de la República" como excusa...¿Será por atraer a más votantes para su inminente victoria en las urnas? Señores socialistas franceses, en estos casos en los que la vida y el bienestar de la sociedad entera queda amenazada (y muy de cerca) por una serie de delincuentes y vándalos, no son excusa válida los fundamentos de la República. Tampoco vale tachar esta medida de ultraderechista, porque creo que muchos socialistas y comunistas se posicionan a mi manera. Se trata de pensar en los amenazados, en los afectados, y no en los derechos de los vándalos que delinquen y delinquirán aún siendo reprimidos. ¡Basta de violencia en los barrios! A veces la situación es tan impresionante que uno se pregunta si el país en el que está es Francia o Afganistán...¿Esto es Europa o la guerra en Irak?

Así es como se prueba que la benevolencia brilla por su ausencia...

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